Parte cuarenta y tres

A la mañana siguiente, mi padre partió hacia el Olimpo.

—Buena suerte, dulce niña —me dijo, abrazándome fuerte.

—¿Volverás cuando empiece la lucha? —le pregunté.

—Por supuesto que sí, pero estás en buenas manos —dijo Zeus, asintiendo hacia Hades en la ventana.

—Creo que me gusta, padre —le dije ...

Login and Continue Reading