51, Hora de hablar

Selene se deslizó lentamente hacia ellos. No había mejor palabra para describirlo, pensó Colin. Se detuvo frente a Adina y colocó una mano en su frente. Puso la otra mano en la de Sean, y para sorpresa de Colin, sintió una tercera mano en su propia frente. La diosa se rió.

—No estoy limitada por la...