Capítulo setenta

Como si temiera que ella cambiara de opinión o se desmayara en los próximos dos segundos, Paul se llevó los dedos a los labios y silbó para llamar un taxi que pareció materializarse de la nada. Ella lo mantuvo a raya en el asiento trasero, rechazando sus avances al fingir timidez frente al conductor...

Inicia sesión y continúa leyendo