Empecemos

El vapor aún empañaba los espejos cuando salieron. La habitación parecía una escena del crimen hecha de niebla y agua—las toallas arrancadas del estante, el mostrador lleno de gasas y ungüentos, el lavabo un campo de batalla de anillos y gotas. Enzo se movía por ahí como siempre: firme, eficiente, u...

Inicia sesión y continúa leyendo