Dios, ¿qué estaba haciendo?

Lola

Sus labios todavía hormigueaban.

Sus muslos aún recordaban el tacto de sus manos.

Y su cerebro no había terminado de procesar lo que él susurró antes de que las puertas del ascensor se abrieran.

Quiero hacer eso muchas veces.

—Estás a salvo conmigo. Pero si sigues volviéndome loco a...

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