Más vale que no

Lola

—Bien, Diavoletta—dijo él, en voz baja—. ¿Quieres entrar? Estás dentro.

Le besó el cabello, prolongando el momento.

—Pero lo hacemos a mi manera.

—Por supuesto—dijo ella dulcemente—. No soñaría con otra cosa.

***Ajá. Claro, jefe. Y estoy a punto de que me salgan alas de ángel... ...

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