Qué anticlimático.

Mi pulso latía en mi garganta, demasiado fuerte e irregular. Me acercaron una silla y me senté. Caine estaba a mi derecha, con Spades a mi izquierda. Mis manos temblaban mientras intentaba controlar la locura que se abría paso.

Natalia dio un paso adelante y sacó un puñal. Brillaba, centelleando co...

Inicia sesión y continúa leyendo