Amante o como verdugo.

No debería haberlo tocado. Fue un error tocarlo. Su sed de sangre era palpable. Estaba cubierto de sangre y, aun así, seguía hambriento.

Sabía que no debía haberlo tocado, pero verlo perderse en su locura era preocupante. No podía quedarme mirando. Ya no era mío. Lo sabía, pero había sido mío una v...

Inicia sesión y continúa leyendo