57. Cuando el gallo se olvida de cantar

Mia

Pensé que al llegar a casa todo estaría mejor, pero no fue así. Vi a mamá afuera, algo inusual en ella, con una expresión preocupada y un gran ceño fruncido. No es que eso afectara su belleza, pero no era propio de ella.

Estaba conversando con el cocinero cuando entré y levantó la vista sorprend...