¿A que no?1

— ¿Tengo que jugar a este juego absurdo de mentiras y chistes Eiza? — se acostó sobre la cama y llevó sus manos a su pelo y lo revolvió molesto.

— Mira. Ahora en serio — se levantó y me sobrepasó con su tamaño — me encantas, eres una mujer hermosa, me ha gustado acostarme contigo — era muy directo ...