Silencio y más silencio

Ya estaba hecho.

Me había convertido en un simple : Sí, quiero, en la esposa de Adam y de alguna manera en la esposa de la herencia de la maldita dimensión.

Contra todo pronóstico Aitana firmó como testigo de la boda de su sobrino y Julia también lo hizo, un poco más dispuesta.

El soberano divert...