El consejo

—Ven conmigo—exigió con voz suave y era tan abrumador escucharlo y verlo tan parecido a mi marido, que me nublaba los sentidos.

Se dió la vuelta y me tomó de la mano, me llevó hasta una mesa en medio de la terraza y mientras el violinista tocaba de lejos y bajito, yo solo podía mirar los filet...