


Maldito destino 2
Veía a Victoria Carter venir hacia mí y sabía que tenía que colgar ya. Esta chica se había metido con el hombre equivocado.
— Solo he venido a la fiesta de mi chica. Y de paso controlo mis inversiones — oh dios, estaba en lo cierto. Tenía enredada a Vicki. Maldito cerdo.
— Si su padre lo sabe, vas a morir — me mostró sus dientes blancos y perfectos y me percaté, que Adam miraba hacia donde yo lo hacía.
— Tu enamorado me ha visto. Arréglalo...
Cuando colgó, Adam miró hacia mí y tuve que fingir, que seguía hablando para que no notara nada.
Salió de la piscina y me puse a temblar. Venía directamente hacia mí.
— Cuelga ya tonta — dijo de pronto Vicki, como si hubiese estado hablando ella conmigo y terminé de confirmar allí mismo, que ella sabía de Riley.
— ¿Con quién hablabas? — dijo el rubio mirando a Riley que simulaba beber su trago ajeno a nosotros.
— Conmigo Adam, déjala en paz, que no es nada tuyo como para que le controles hasta el móvil.
La chica Carter me dió un guiño por detrás de su primo haciendo un ademán de colgar su móvil, como si de veras hubiésemos estado hablando.
— Recuerda que te estoy observando. No te confíes — dijo en mi oído, agachándose sobre mi cuerpo y deslizando sus manos por mis muslos — cuídate de mí, hasta cuándo te metas a la cama — lo empujé un poco pero no logré nada — sobre todo cuando te metas a la cama.
Eso último lo dijo, justo antes de darme un beso en la mejilla y de que yo rehuyera de él.
Era demasiado caliente y yo estaba a punto de reventar del vapor que creaba.
Salió directo hacia el interior de la casa.
— Dime que no tienes nada con Riley — le pedí a Vicki, que se sentó a mi lado mirando al maldito aquel y haciéndole ojitos.
— No puedo hacer eso Eiza, tengo de todo con él — abrí mi boca sin cuidado alguno. La tomé de la mano y traté de que volviera a mirarme y con dificultad lo conseguí.
— Joder Vic, que el tío es peligroso. ¿Que haces con el?
— Ayudarte guapa. Sé todo lo de tu hermano y sé que estás aquí para descubrir lo de la maldita herencia. Disimula — quería llevarme las manos a la cabeza y explotar en gritos pero tenía que disimular — el me buscó un día, empezamos algo a escondidas y un día lo ví contigo en su club y entré en crisis de celos. Me chantajeó y me contó lo tuyo. Creo que está enamorado de mí. Yo estoy loca por él, que quieres que te diga, no lo puedo evitar. Me ha prometido que si entre las dos alejamos a Adam de la dimensión y averiguamos si sabe de eso y si tiene interés en lo que sea la maldita dimensión, no le hará nada al niño y dejará el negocio para vivir tranquilo conmigo. Estamos enamorados Eiza, lo siento. Sé que está mal lo que hace, pero lo quiero y sé, que me quiere.
El levantó su copa para nosotras y casi cacheteo a Vicki por sonrojarse hacia él.
— ¿Pero tú te estás escuchando? — traté de hablar entre dientes — que es un mafioso peligroso, una mala persona, un hijo de puta que no te hará más que daño, que tú misma has dicho que te tiene chantajeada.¿Cómo puedes amarlo?
Yo es que no daba crédito.
Me miró desafiandome. Esta rubia hermosa, y sus mágicos ojos azules estaba que echaba humo por las orejas, por defender a un cabrón de la mafia. Un asesino estoy segura.
— No entiendes lo que tenemos y no me interesa explicártelo. Así como yo guardo tu secreto traicionero para con mi primo, tu guardarás el mío y de paso, yo te ayudo a lograr tu objetivo. Está más que claro que le encantas a Adam, tampoco es que vayan a sufrir por echar cuatro polvos juntos. No te metas en mi vida, que yo sabré gestionarla pero le quiero y quiero hacer que mejore como persona y me ha prometido dejarlo, cuando todo se solucione. Ayer mismo ví a tu hermanito y eso es lo único que debería importarte.
Los ojos soltaron las lágrimas que no pude retener. El la había dejado que lo viera, a mi bebé y yo llevaba tantas semanas sin hacerlo que rompí en llanto y tuve que salir de allí, para que Riley no se diera cuenta de la discusión que teníamos, pues no sabía si el estaba al tanto de lo que Vicki me confesaba o no. Tampoco quería meterla en problemas.
Entré corriendo a la casa, sintiéndome tan dolida y triste que fuí directo a mi habitación, a dejar salir mi dolor en privado.
Lloré sobre la cama, un buen rato, me sentía herida y sola.
La vida me había quitado tanto, que a veces creía que solo me daba momentos de felicidad, para luego arrancarme enormes cosas.
El maldito destino, me había jodido la vida desde antes, ahora me enfangaba el presente y me enturbiaba el futuro.
Ni siquiera había conocido el amor, y ya no quería hacerlo. Si amar, es entregarse de la manera en que lo está haciendo mi amiga, no quiero conocerlo. Es ciego, imbécil y kamikaze. No quiero ni que se me acerque.
Habíamos planeado dos días de relajación, pero lo mejor sería que me fuera mañana mismo de aquí. Ya no quería seguir haciendo esto, buscaría a alguien que pudiese ayudarme con el tema de esta maldita mafia y liberaría a mi hermano.
Supongo que el abuelo de Adam, que fue un coronel de un cuerpo de espías, tendrá algún contacto que pueda ayudarme y tal vez así, ayudaría a más de uno y joderia a menos gente.
Me levanté, dispuesta a organizar mejor mi estrategia y decidí calmarme y darme una ducha antes de irme a dormir.
No sabía de Alex, ni de April. Abajo la fiesta seguía y no quería saber nada de nadie. Incluso Vicki, espero que esté bien, pero no quiero saber nada de su loca historia con Riley ahora mismo.
Dejé mi cuerpo desnudo y las ropas por el suelo. Me metí a la ducha, dejando que el agua caliente me abrazara la piel.
Estaba consiguiendo relajarme un poco. El vapor empañaba el cristal que tenía delante y justo, cuando estoy aclarando mis ideas, abro los ojos y me encuentro delante de mí, al mayor error y la mejor tentación que podía estar viendo ahora mismo. Adam Douglas.
— ¡ Déjame tenerte, se mía! — estaba en bermudas y me miraba directo a los ojos, a pesar de tener mi cuerpo desnudo y no haberme cubierto nada, el me veía a los ojos — te deseo y soy sincero, quiero follar contigo y quiero, que al menos en esto no mientas — se acercó al cristal de la ducha y me dijo — También quieres ser mía. Me deseas tanto como yo a tí. Hay algo entre tu y yo, que es distinto y lo sabes. Tenemos algo, que no queremos pero que está y no va a irse a ningún lado. Tratemos de apagar un poco esto que se ha encendido entre los dos.
En este momento, así como en los anteriores sé, que el me va a destrozar el corazón porque es tan directo y tan intenso que si se lo propone va a hacerlo, pero aunque le mienta a él, a mi no puedo mentirme y quiero ser suya, desde hace rato quiero serlo.
Entregarme a él, sería muy fácil. Algo carnal y poco más. Sin embargo, me haría sentir más sucia aún.
Sabía a lo que venía pero no esperé que el me lo pusiera tan difícil, siendo como es. Pensé que ligariamos un poco y que tendríamos el típico tonteo que no involucra nada más, pero ahora, aquí, viendo lo sincero de su comentario y la manera tan limpia de mirarme, me dice que quiere más que un polvo conmigo. Me dice que he tocado algo de él, que no se que es pero que quiere más de mí y eso, es algo que no puedo permitirme. Si me involucro con el, me despedazará la vida.
— Si Adam, quiero ser tuya. Te deseo como no sabía que podía desear a un hombre y sé y siento, que hay algo entre los dos — respondí sinceramente — pero no voy a hacerlo. No voy a entregarme a tí... Por favor sal de mi habitación...