El disparo

Carter era tan o más intimidante que Aidan. Me resultaba impresionante verlos trabajar juntos. Ya no eran unos muchachos y aún así, tenían un aura peligrosa y determinante, increíbles.

—¡Maldita sea! —gritó mi suegro, que había dado un golpe a la mesa cuando colgó, dejandola  astillada allí do...