Más imprevistos

Abro los ojos con trabajo. Me pesan los párpados y me siento flotar, una sensación vertiginosa extraña.

Algo que me dice, que no soy dueña de mi cuerpo, que estoy sobre algo que no controlo.

—¡¿Eiza?!—escucho mientras arrugo los ojos la voz de mi suegra. Sé que es ella.

Lucho contra mis ganas ...