47. TRAICIÓN

ADAM

— ¡TÚ…! – me quedé por un segundo sin palabras de tanta rabia y decepción

— ¡Te acogí como un hermano, como un amigo, te di un techo y comida! ¡¿Por qué me hiciste eso Augusto?! ¡¿Por qué le hiciste eso a mi hijita?!

Las manos me temblaban del odio y la ira recorriendo mis venas.

Casi no p...

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