Capítulo 38

Realmente desearía que el suelo se abriera y me tragara entera porque no puedo estar más avergonzada.

—Yo...yo-bueno, eh, yo— miro hacia otro lado, buscando desesperadamente una excusa, pero ella merece más que eso, así que vuelvo a mirarla.

Vi tiene los brazos cruzados y me mira con una ceja arquea...

Inicia sesión y continúa leyendo