Capítulo 52

La calidez del sol poniente nos baña con un resplandor dorado mientras nos sentamos juntos bajo el roble. La ciudad a nuestro alrededor se siente distante, como un mundo aparte, como si el tiempo se hubiera ralentizado solo para nosotros. La mano de Ron descansa en la mía, nuestros dedos entrelazado...

Inicia sesión y continúa leyendo