Capítulo 45: Las lágrimas que no derramó.

— Vamos, vamos, debemos terminar. —

La servidumbre y empleados del castillo de Bukingham, corrían de un lado a otro terminando con los últimos preparativos para la celebración de esa noche. El elegante salón de banquetes, estaba ya delicadamente decorado con hermosas rosas blancas y narcisos esplén...