XXXV. Venganza cruel

Eksel se estremeció. La jaula a la que estaba encadenado se sacudía violentamente mientras giraba y traqueteaba por el camino de tierra. Los caballos corrían y la arrastraban rápidamente. La noche los cubría y el calor del sol no se encontraba por ningún lado, así que se abrazó a sí mismo y volvió a...

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