Capítulo 32

IRIS

Escuché la voz y la reconocí de inmediato. Salté del coche.

—Deacon, ¿por qué no estás en el hospital? —dije corriendo hacia él. Estaba todo vendado y su brazo estaba en cabestrillo.

—Tenía que venir. El equipo de seguridad me llamó. ¿Qué demonios pasó? —sonaba preocupado y enfadado.

—¡De...