Charla emocional

El cuarto estaba en silencio. Casi demasiado silencio.

Mi cabeza descansaba sobre el pecho de Enzo. Sus dedos aún jugaban suavemente con los míos. Dante estaba detrás de mí, su mano cálida contra mi espalda. Matteo estaba desparramado a mis pies, un brazo colgando sobre mis tobillos como si se aseg...

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