Capítulo 42 Se lo lleva el río.

Después de un rato estaban en la sala grande, varios empleados habían salido de sus habitaciones, tenían algunas lámparas de emergencia y velas encendidas.

—Me preocupan los animales —murmuró Johana acariciando una gata que ahora no se despegaba de ella.

—Esperemos que escampe un poco y vamos a ve...

Inicia sesión y continúa leyendo