Capítulo 58

—¡Tienes que comer! —exclama Renata de nuevo.

—No tengo hambre —repito por quinta vez sin mirarla a los ojos.

Desde que llegamos a casa, lo único que hice fue tomar una ducha y sentarme en la cama. Puse mi celular en el centro del colchón y no le quité la vista de encima ni por un segundo. Han pas...

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