CAPÍTULO 29 — Desconfianza

—¡Qué gracioso, pensé que me habían entrenado para obedecer! —dijo Dom, con un toque de enojo.

—Y yo... Pensé que aquí podría tener más libertad... —respondió Adam. —¡Te equivocaste!

Davina bajó la cabeza, sumisa, aunque odiaba hacerlo. Murmuró, —Entiendo, me pondré en mi lugar... Pensé que estába...