CAPÍTULO 016

Ciel siente que no puede respirar con lo cerca que está Xerxes y lo mortales que son sus ojos. Sabiendo que no lo soltará, Ciel asiente con la cabeza como un cachorro obediente y finalmente, es liberado de las garras de Xerxes, quien se recuesta en su asiento con calma, como si no pareciera un psicó...

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