Treinta y siete

Cuando levanté la vista, él me estaba observando, su expresión era indescifrable.

—Eres diferente a cualquier persona que haya conocido.

—¿Eso es algo malo?

Sonrió, pero su rostro estaba mortificado.

—Incluso la forma en que masticas tu comida me fascina. Cuando sonríes, tus labios tiemblan por ...

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