Capítulo 212

De repente volví a la realidad y sonreí disculpándome: —¡Perdón! Me distraje otra vez.

—Alia, no guardes todo en tu corazón, no cargues todo sola —Marco se golpeó el pecho—. Este siempre es un puerto donde puedes atracar.

—Señor Vittorio, tengo hambre.

Sin recuperar mis recuerdos del pasado, habí...

Inicia sesión y continúa leyendo