Dieciséis

WINTER

—Tienes una misión. Aprieta el maldito gatillo.

No.

—¿Mami?

Abro los ojos, el corazón martilleando tan fuerte que todo lo que oigo es su latido. Jeremy está encaramado sobre mí, su pequeña mano tirando de mi camisón.

Espera. Un camisón. Pensé que me había quedado dormida desnuda. ¿Cuándo...

Inicia sesión y continúa leyendo