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Cerró la ventana en la portátil y se dirigió a la puerta. Se llenó de valentía antes de abrir la puerta. Giselle, en su vestido apretado, elevados tacones, maquillaje demasiado marcado y el cabello como una fiera, estaba parada ahí, con su usual aire de dominio y poder.

—¿Qué pasa mamá?

—No has comi...

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