Capítulo 122

EMILIA

La rabia viene en oleadas — agudas, calientes, imposibles de tragar. Diana ni siquiera se inmuta. Bebe su agua como si estuviéramos hablando del clima, con los ojos fijos en mí como si midiera el segundo exacto en que voy a estallar.

Y de repente, ya no estoy aquí. Tengo trece años otra v...

Inicia sesión y continúa leyendo