23. Damián

Mi ira es cegadora. Controladora. Pulsando dentro de mis venas, volviendo mi visión negra. Estoy en su apartamento antes de poder parpadear. Mi puño golpea contra la puerta, esperando esa fachada de inocencia siempre grabada en el rostro de Tatiana.

Golpeo hasta que mis nudillos están en carne viva...