capitulo 32

Llegamos a la habitación y tuve que esperar una maldita eternidad hasta que el condenado se duchara y cambiara, no entiendo para qué tenía que hacer eso, solo hablaríamos, no era como si fuéramos a una fiesta de gala.

Suspiro viéndolo salir del closet con su habitual traje, haciéndome gruñir.

—¿E...

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