CAPÍTULO 84: El verano de la Virgen, Parte 24

Al día siguiente, vestida pulcramente con una blusa blanca recién planchada, una falda negra hasta la rodilla y zapatos de tacón bajo, alterno entre la emoción y los nervios. Mi Maestro me lleva a la oficina.

—Buena suerte —dice, dándome un beso en la mejilla y apretando mi mano.

Revisando en el b...

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