Debajo del agua

En efecto, un hombre pasaba caminando cerca de nosotros. León no detuvo sus movimientos, sino que los hizo más sutiles y más controlados. Me cubrió un poco con su cuerpo, como si estuviera protegiéndome del sol, mientras sus dedos continuaban su asalto a mis sentidos.

—Buenos días —saludó al hombre ...

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