Una niña mala

Salí de la habitación de nuestro bebé, Lucian Arévalo, de puntillas, cerrando la puerta con extremo cuidado. Finalmente se había dormido después de casi una hora de arrullos y caricias. Miré una última vez su cuerpecito a través de la rendija antes de cerrar completamente, comprobando su respiración...

Inicia sesión y continúa leyendo