Capítulo 55

No quería que Leandro, viera como soy en verdad.

Suspiré, estiré mi pierna hacia atrás, golpeando su punto débil.

—¡Duele! —expreso, después le dí una patada hacia sus manos para que pudiera soltar el cuchillo, y finalmente, le pego un puñetazo en la nuez de Adán.

Ahogado, se sostuvo la garganta del...