Ojo de la tormenta

Reiner seguía profundamente dormido y yo me esforzaba por resistir la tentación de extender mi mano para tocar su maravilloso y único cabello rojo. Ver su rostro tan de cerca me hizo darme cuenta aún más de lo guapo que es. Sus pestañas eran castañas, un poco más claras y no tan rojas como su cabell...