Capítulo 28 LLEGADA

Llegué corriendo, el corazón latiéndome tan fuerte que creí que se me saldría del pecho. El reloj marcaba las nueve y media cuando abrí la puerta de casa. Samuel estaba ahí, de pie, en medio de la sala, sonriendo como si el mundo fuera un lugar perfecto.

—¡Sorpresa! —dijo, sosteniendo un enorme ram...

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