Capítulo 8

Mierda. No tenía sentido, honestamente.

No tenía maldito sentido volver a mirar la hora.

No tenía sentido agarrar mi teléfono otra vez o fingir que dormiría. Dormir era una mentira. Una cruel maldita fantasía que me seguía contando mientras mi cuerpo latía, mi coño dolía, y mi piel ardía como si...

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