Capítulo 38: Ceniza y semilla

El amanecer se extendió sobre el huerto como un moretón lento —la luz gris filtrándose a través de las ramas cubiertas de escarcha mientras Isla caminaba sola por las hileras. El silencio había sido más profundo estos últimos días, pero no se había ido. Nunca se iba. A veces pensaba que lo escuchaba...

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