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—¿Tú...? —susurró Kara.

Sin responder, él empujó la puerta completamente y entró de golpe. Llevaba un traje negro, los dos primeros botones de su camisa blanca estaban desabrochados. Sus ojos recorrieron la habitación primero, luego volvieron a Kara.

—¿Vas a quedarte ahí parada? ¿No confías en sal...