Epílogo

Cuatro años después…

El césped verde y bien cuidado se extendía como alfombra bajo sus pies descalzos.

Carol, con una gran sonrisa, no dejaba de perseguir a sus hijos, mientras estos corrían entre risas, cada vez más rápido.

Sus cabellos ondeaban al viento, mientras las carcajadas eran el único s...