Herido

Devon se detuvo y miró a Bella. Evaluó su pequeña estatura y, si los lobos pudieran sonreír con malicia, él lo hizo. Bella se estremeció y se pegó más a la pared frontal del escritorio. El lobo más grande de Devon avanzó, y entonces se dio cuenta de que no cabría debajo del escritorio.

Gruñó y lanz...