Capítulo quince

Desde el momento en que Haylee pone un pie en el claro, el mundo parece detenerse. Lleva un vestido azul sencillo que hace resaltar las motas plateadas en sus ojos—ojos con los que he soñado durante cinco largos años. Me aparto del roble en el que una vez tallamos nuestros nombres, enterrados bajo n...

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