Cincuenta y tres

Me apoyo contra la puerta que ahora me doy cuenta está cerrada, y mi corazón late en mi pecho como si fuera a romperme las costillas. El toque de Aiden persiste en mi piel, cálido y de alguna manera familiar en la peor de las formas. Cierro los ojos, intento que mi pulso se calme, que vuelva a su ri...

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