PRESENCIA INEVITABLE

Liz

Al bajar del auto, Rick abrió la puerta y me dejó pasar primero. El interior era increíblemente elegante; había lámparas que parecían flores, estas colgaban del techo. La sala tenía tres sillones y una mesa de vidrio al centro que invitaba a la conversación. Frente a ellos, había una telev...

Inicia sesión y continúa leyendo