DE VUELTA A LA SOMBRA

Liz

Aunque el abrazo de Richard era sumamente cálido y su aroma era embriagante, no confortaba del todo mi tristeza, no lograba tapar el hueco que sentía en el pecho.

— Gracias Richard— le dije con una sonrisa amable mientras tomaba sus manos.

— ¿Qué les parece si vamos por un café? Mi audienc...

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