Capítulo sesenta y tres

Ella apoyó su frente contra la de él. Su embestida era implacable y no jugaba limpio.

—Tengo miedo —susurró ella.

—Yo también.

Sorprendida por su confesión, ella retrocedió unos centímetros y recorrió su mirada de arriba abajo, buscando la verdad en sus ojos.

—No me mires así. No eres la única q...

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