Capítulo dieciocho

Me consume con avidez, el sabor masculino de él y un ligero toque de café, teñido de pasión, deseo, y el tipo de hombre que, incluso a una edad temprana, sabe exactamente lo que quiere y cómo conseguirlo, todo eso me vuelve loca.

—¿Cómo te volviste tan bueno en esto? —pregunto cuando besa mi cuello...